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Aru es una red social en desarrollo, que tiene como público objetivo personas con el Síndrome de Autismo y sus familias.


El trastorno autista (Autism Spectrum Disorder) como enfermedad clínica es un gran misterio para la ciencia. La aparición de la enfermedad ha sido asociada a cuestiones de tipo biológicas, social, al entorno familiar, infecciosas, inclusive algunos estudios han llegado a conclusiones en relación del exceso de horas frente al televisor como detonante de la enfermedad. 
“Teóricamente” un autista tiene una incapacidad para trasmitir emociones, amar, representar o imaginar.

“es autista aquella persona que vive como ausentes -mentalmente ausentes- a las personas presentes y que, por  todo ello, se siente incompetente para predecir, regular y controlar su conducta  por medio de la comunicación. Es autista aquella persona a la que algún accidente de la naturaleza (genético, metabólico, infeccioso, etc.) ha prohibido el acceso intersubjetivo al mundo interno de las otras personas. Aquel para el cual los otros —y probablemente el «sí mismo «- son puertas cerradas” (RIVIÈRE, A. y MARTOS, J. (Comp.) 1997 El tratamiento del autismo. Nuevas perspectivas. Madrid. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, IMSERSO, p. 26.)

La relación que los autistas generan con el entorno, en los ámbitos emocional y social, son diferentes a las personas “normales”.  Construyendo estrechos lazos a situaciones y objetos que para el resto pueden pasar desapercibidas. De tal forma que un trayecto puede ser de vital importancia para la construcción de la realidad que le rodea, y la simple variación de un camino, cruzar una acera en una esquina diferente, o la simple la desaparición de un puesto de periódicos, puede cuestionarle todo.

“En el transcurso del tratamiento el analista percibe cómo esas que parecían nimiedades están vinculadas con la supervivencia: aquel pequeño juguete con el que el paciente había logrado conectarse, aquella hoja medio rota con apenas un garabato, su ausencia son para el niño un desastre: son la rotura de su ancla y la expresión del desinterés de su analista. De nuevo el derrumbe. De nuevo el desamparo. Entonces recurre al repliegue, se envuelve, se protege una vez más; como siempre, el mundo lo frustra, lo ataca y él se silencia y se sumerge en su delirio autístico.
El niño vive en un pequeñito mundo, estrecho, con terror se anima a tomar algo de ese mundo, toma unas cosas que los otros descartan y a esas cosas se aferra. Son situaciones básicas de desamparo, desconfianza, y de esta índole son los recuerdos de su pasado. Que no es pasado, sino presente perpetuo. El eterno retorno de lo igual” (http://sistacnet.info/boletin/?p=510).

Convivir con una persona con trastorno autista, implica un  sacrificio y un trabajo extra a tiempo completo en la las familias que comparten una vida con ellos. Construir un puente hacia una persona que se encuentra sumergido en otro mundo e intentar llegar a ellos, puede implicar que algunos de los miembros carguen con el rol de “cuidador/a” dejando aparcada su individualidad en un segundo plano. Todas estas personas comparten una característica común “Aman a alguien con autismo”, así como también un sensibilidad especial hacia la “realidad” al empatizar con sus seres amados. Generar una red que los aglutine y comunique (familiares y autistas),  dándole énfasis al desarrollo de herramientas de web social para la construcción de relaciones emocionales basadas en la comunicación horizontal, tienen una importancia para la sensibilización sobre este tema.